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El mundo de la comunicación empresarial ha experimentado una transformación acelerada gracias a la evolución tecnológica. En 2025, las organizaciones deben adoptar herramientas innovadoras para mantenerse competitivas y ofrecer experiencias significativas a sus clientes y colaboradores.  Desde la inteligencia artificial hasta la realidad extendida, estas tecnologías emergentes están redefiniendo la forma en que las empresas interactúan con sus audiencias.

Inteligencia Artificial y Automatización de la Comunicación

La inteligencia artificial (IA) ha revolucionado la comunicación empresarial al permitir la automatización de procesos clave, como la atención al cliente, la generación de contenido y el análisis de datos. Los chatbots avanzados, impulsados por modelos de lenguaje natural, ofrecen respuestas personalizadas en tiempo real, mejorando la experiencia del usuario. Además, las plataformas de IA pueden predecir tendencias y optimizar estrategias de comunicación basadas en análisis profundos de datos.

Realidad Aumentada y Virtual para Experiencias Inmersivas

Las tecnologías de realidad aumentada (RA) y realidad virtual (RV) han dejado de ser exclusivas del entretenimiento para convertirse en herramientas clave en la comunicación empresarial. En 2025, las empresas utilizan estas tecnologías para ofrecer experiencias inmersivas en presentaciones de productos, ferias comerciales y formación corporativa. La RA permite a los clientes interactuar con productos de manera virtual antes de comprarlos, mientras que la RV facilita la capacitación remota en entornos simulados.

Blockchain y Seguridad en la Comunicación Digital

La creciente necesidad de seguridad en la comunicación empresarial ha llevado a la adopción de blockchain como una solución confiable. Esta tecnología permite la creación de registros inmutables y descentralizados, garantizando la transparencia y protección de la información. En 2025, las empresas utilizan blockchain para verificar la autenticidad de contratos, garantizar la privacidad de los datos y prevenir el fraude en transacciones digitales.

Redes 5G y Conectividad Instantánea

La implementación global de redes 5G ha impulsado una conectividad más rápida y estable, lo que ha transformado la comunicación empresarial. En 2025, las empresas aprovechan esta tecnología para mejorar la transmisión de datos en tiempo real, optimizar videoconferencias de alta calidad y potenciar el uso de dispositivos IoT (Internet de las Cosas). Gracias al 5G, las interacciones empresariales son más fluidas y eficientes, permitiendo una colaboración global sin interrupciones.

Metaverso y Espacios Virtuales de Trabajo

El metaverso ha evolucionado en 2025 hasta convertirse en un entorno esencial para la comunicación empresarial. Las compañías utilizan estos espacios virtuales para reuniones, presentaciones de productos y eventos interactivos. Plataformas avanzadas de metaverso permiten a los empleados trabajar en oficinas digitales, mejorando la colaboración remota y eliminando barreras geográficas. Las marcas también crean experiencias inmersivas para clientes, fortaleciendo el engagement y la lealtad.

Big Data y Análisis Predictivo en la Comunicación

El uso de big data y herramientas de análisis predictivo ha permitido a las empresas optimizar su comunicación. En 2025, las organizaciones recopilan y analizan grandes volúmenes de datos para comprender mejor el comportamiento del consumidor y personalizar sus mensajes. El análisis predictivo ayuda a anticipar tendencias de mercado, ajustar estrategias en tiempo real y mejorar la toma de decisiones basada en información precisa y actualizada.

Herramientas de Colaboración Híbrida y Trabajo Remoto

Con la consolidación del trabajo híbrido, las empresas han adoptado plataformas avanzadas de colaboración digital. En 2025, herramientas como entornos de trabajo en la nube, asistentes de IA para reuniones y aplicaciones de gestión de proyectos impulsan la productividad y comunicación interna. Estas tecnologías permiten a los equipos mantenerse conectados, sin importar su ubicación, fomentando una cultura de trabajo flexible y eficiente.

Las tecnologías emergentes en 2025 han redefinido la comunicación empresarial, permitiendo experiencias más personalizadas, eficientes y seguras. Desde la inteligencia artificial hasta el metaverso, las organizaciones que integren estas innovaciones en sus estrategias de comunicación no solo mejorarán su competitividad, sino que también fortalecerán la conexión con sus audiencias en un mundo digital en constante evolución.

En 2025, los consumidores no compran productos; compran valores, experiencias y conexiones. ¿Su comunicación está lista para el reto?

La comunicación Business-to-Consumer (B2C) ya no será un canal más de marketing en este 2025, sino la piedra angular de la imagen corporativa. 

Con consumidores más exigentes, tecnologías disruptivas y una demanda sin precedentes de autenticidad, cada interacción se convierte en una oportunidad para construir confianza o perderla irrevocablemente. Este artículo explora por qué la comunicación B2C será decisiva para la reputación empresarial en la próxima década y cómo las marcas pueden aprovecharla para diferenciarse.

Del “Hola [Nombre]” al “Te Entendemos”

En 2025, los consumidores no solo esperan que las marcas los llamen por su nombre, sino que comprendan sus necesidades profundas. La inteligencia artificial (IA) y el big data permitirán una hiperpersonalización ética.

La segmentación en tiempo real mediante el 1nálisis de comportamientos para ofrecer soluciones antes de que el cliente identifique el problema; el contenido adaptativo de la mano de videos, emails o mensajes en redes sociales que mutan según el estado emocional del usuario (detectado mediante interacciones previas).

Pero cuidado: El 63% de los consumidores abandonará una marca si siente que sus datos se usan de forma intrusiva (Deloitte, 2023). La clave está en la transparencia, en explicar cómo y por qué personaliza, y ofrecer opciones de control.

Spotify, por ejemplo, no solo recomienda música basada en gustos, sino que permite a usuarios editar sus preferencias y ver cómo se procesa su información.

Donde Sea, Cuando Sea, Como Sea

La imagen corporativa se fragmenta si un cliente recibe mensajes contradictorios en Instagram, el call center o la tienda física. Para 2025, las marcas líderes integrarán una omnicanalidad coherente con  asistentes de IA unificados, chatbots que recuerden conversaciones previas en cualquier plataforma; con experiencias híbridas en las que el cliente que prueba un producto en realidad aumentada (AR) desde su móvil y recibe una oferta personalizada al entrar a la tienda física. Y con consistencia en el tono: ya sea un tweet o un servicio posventa, la voz de la marca debe reflejar sus valores en cada punto de contacto.

La moneda de la Confianza, los valores compartidos

El 78% de los consumidores prefiere marcas que se alineen con sus valores (Edelman, 2024). En 2025, la comunicación B2C deberá demostrar impacto social ya que no basta con donar a una causa uno muestrar cómo su compra contribuye (ej.: etiquetas QR que rastrean donaciones); evitando el “woke washing” es decir que si apoya el feminismo, pero solo el 20% de sus ejecutivos son mujeres, la desconexión será viral. También involucrando a la comunidad con plataformas de cocreación donde los clientes votan por iniciativas sociales de la marca.

Transparencia Radical: De las crisis a las oportunidades

En la era de los deepfakes y las noticias falsas, la credibilidad es el activo más valioso. En 2025, las marcas deberán anticipar crisis con IA predictiva, monitorear redes sociales y foros para detectar rumores antes de que escalen; responder con humanidad, en lugar de comunicados corporativos fríos usar videos espontáneos del CEO reconociendo errores. Mostrando el detrás de escena, transmitendo en vivo desde fábricas sostenibles o publique salarios de ejecutivos vs. empleados.

Lección aprendida: Cuando un usuario acusó a Coca-Cola de usar plástico no reciclable, la marca respondió con un documental en YouTube mostrando su cadena de suministro, recuperando un 40% de confianza perdida.

Tecnología con alma: donde lo humano y lo digital convergen

La IA, el metaverso y la realidad extendida (XR) no deben deshumanizar la comunicación. Los chatbots requieren empatía, ser entrenados para detectar frustración y transferir a agentes humanos en segundos;  usar experiencias inmersivas con propósito, como probar un auto eléctrico en el metaverso, pero también visite la mina de litio que abastece sus baterías; con NFTs con utilidad, tokens que otorgan beneficios exclusivos (descuentos, acceso a eventos) y cuentan la historia de la marca.

En 2025, la comunicación B2C será sinónimo de Identidad Corporativa. Las empresas ya no pueden permitirse ver la comunicación B2C como un departamento aislado. Cada mensaje, cada interacción y cada silencio moldean su imagen en un mundo donde los consumidores son creadores de contenido, críticos y jueces.

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En 2025, la imagen corporativa ya no será un “bonito añadido”, sino el músculo de la supervivencia empresarial. 

Con consumidores hiperinformados, empleados que exigen coherencia y regulaciones que vigilan cada movimiento, un error de reputación puede costarle a una empresa hasta un 30% de su valor en bolsa (según un estudio de Deloitte de 2023). 

¿Cómo navegar este paisaje sin caer en crisis? Acá algunas de las acciones clave que debe adoptar (y los errores que debe evitar) para construir una marca respetada y relevante.

Primero, los “Do’s” Imprescindibles

DO: Humanizar la marca con historias reales (no con slogans)

Los clientes desconfían de la publicidad tradicional. En su lugar cuente historias de empleados; Microsoft comparte testimonios de trabajadores con discapacidades que ayudaron a diseñar sus herramientas de accesibilidad. Muestre el proceso, no solo el resultado; un fabricante de moda ética que revela cómo reduce residuos en sus fábricas. Use datos con alma: en vez de decir “50% menos de emisiones”, muestre a comunidades afectadas por su proyecto de reforestación.

¿Cómo ayuda una asesoría? Identificamos las historias auténticas dentro de su organización y las convertimos en narrativas multiplataforma.

DO: Integrar IA ética en su comunicación

La inteligencia artificial será su aliada, pero con reglas. Personalice sin invadir usando chatbots que resuelvan dudas, pero no almacenen datos sin consentimiento explícito. Genere contenido útil: una aseguradora que crea videos con IA para explicar cláusulas legales en lenguaje simple. Audite sesgos revisando que sus algoritmos no discriminen por género, raza o edad en campañas segmentadas.
Starbucks usa IA para recomendar productos, pero siempre permite que un humano tome el control si el cliente lo pide.

DO: Convertir a los empleados en embajadores

El 76% de las personas confía más en los mensajes de los empleados que en los de los CEOs (Edelman, 2024). Acciones clave son capacitar en comunicación interna, entrenando a su equipo para compartir logros en LinkedIn con lineamientos claros;  celebrar la autenticidad, permitiendo que los colaboradores muestren su personalidad en redes, como hace HubSpot. Escuche y actúe: si un empleado señala un problema ético, conviértalo en una mejora tangible y comuníquelo.

DO: Adoptar una postura clara (y actuar en consecuencia)

La neutralidad es riesgosa. En 2025, se espera que las marcas defiendan valores públicos. Elija una o dos causas alineadas a su ADN, como hace Patagonia con el ambientalismo o Ben & Jerry’s con la justicia social. Colabore con expertos: una fintech que lucha contra el fraude debería aliarse con asociaciones de víctimas, no solo con influencers. Mida y comparta su impacto, porque no basta con donar dinero, hay que muestrar cómo cambió vidas (ej.: becas con seguimiento anual).

Sin una asesoría: Correrá el riesgo de elegir causas “de moda” que no resonarán con su audiencia real.

DO: Prepararse para crisis inesperadas (hasta en metaversos)

El 68% de las crisis de reputación en 2024 surgieron de plataformas nuevas (TikTok Live, deepfakes en Discord). En 2025 hay que simular crisis en entornos XR y entrenar al equipo para manejar boicots en mundos virtuales. Monitoree en tiempo real usando herramientas de IA para detectar rumores en foros oscuros o chats cifrados.  Responda con velocidad y empatía: por ejemplo, cuando un usuario señaló sesgo racial en un algoritmo de Airbnb, la compañía lo corrigió en 48 horas y publicó un plan de acción.

Ahora los “Don’ts” Mortales

DON’T: Ignorar a los empleados en su estrategia de marca

No silencie las críticas internas, una queja de un colaborador en Glassdoor puede viralizarse más rápido que un comunicado oficial. No use a los empleados como “robots”: si su equipo no cree en los valores de la marca, ningún slogan los salvará.

Ejemplo negativo: Un banco que exigió a sus trabajadores publicar selfies “felices” durante un despido masivo. Resultado: burlas masivas en redes.

DON’T: Caer en el “Purpose Washing”

No abuse de fechas clave: Publicar un logo con los colores del Orgullo en junio sin políticas reales de inclusión LGBTQ+ es contraproducente. No copie discursos, porque si todas las marcas de su sector hablan de “sostenibilidad”, es necesario que diferencie su mensaje con acciones únicas.

DON’T: Sobrecargar de Autenticidad

No fuerce la “imperfección”; los consumidores notan cuando una marca finge espontaneidad (ej.: un CEO “casual” que claramente leyó un guion). No exponga conflictos internos sin un plan: Hablar de problemas de diversidad está bien, pero solo si tiene soluciones concretas.

Error común: Una startup que publicó sin filtros sus pérdidas financieras para parecer “transparente”, pero sin explicar cómo las superaría. Resultado: inversionistas retiraron fondos.

DON’T: Descuidar la Privacidad

No use datos sin contexto; ofrecer descuentos por embarazo a una cliente que solo buscó cremas antiestrías es perturbador, no personalizado. No subestime las regulaciones: multas como el 4% de la facturación global (GDPR) pueden ser devastadoras.

DON’T: Dejar la Reputación en Manos del Marketing

No aisle a los departamentos: Si RRHH, Legal y Comunicación no colaboran, su mensaje será incoherente. No reaccione, anticipe: recuerde que una aerolínea que solo se disculpa por retrasos después de 100 quejas en Twitter pierde credibilidad.

La Imagen Corporativa 2025 es un ecosistema, no un logo. La reputación se construye en cada interacción: desde un correo electrónico automatizado hasta un comentario de un empleado en Reddit. Los “do’s y don’ts” no son una lista de tareas, sino un marco para la coherencia radical.

Una asesoría externa le ofrece una mirada objetiva que detecte los puntos ciegos entre su identidad y su percepción pública; le brindará experiencia en tendencias emergentes, desde metaversos hasta leyes de transparencia algorítmica; y le permite conexión con stakeholders, manera influencers, ONGs y medios clave para su sector.

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En un mundo hiperconectado y saturado de información, captar la atención del público se ha convertido en un desafío para las empresas. 

El storytelling, o el arte de contar historias, ha demostrado ser una de las estrategias más efectivas para conectar emocionalmente con los consumidores y diferenciarse en un mercado competitivo. 

En 2025, esta técnica ha evolucionado con la integración de nuevas tecnologías y el cambio en las expectativas del público, consolidándose como una herramienta imprescindible para la comunicación empresarial moderna.

La emoción como diferenciador de marca

Las empresas ya no pueden limitarse a ofrecer productos o servicios; necesitan generar experiencias significativas. El storytelling permite a las marcas conectar con su audiencia a través de relatos auténticos y emocionales que reflejen sus valores y propósito. En un entorno donde la fidelidad del cliente depende de la conexión emocional, las empresas que logran contar historias memorables obtienen una ventaja competitiva inigualable.

La tecnología potenciando el Storytelling

El avance de la inteligencia artificial (IA), la realidad aumentada (RA) y la realidad virtual (RV) ha llevado el storytelling a nuevas dimensiones. En 2025, las marcas utilizan estas tecnologías para crear experiencias inmersivas que transportan a los consumidores al centro de la historia. Desde anuncios interactivos hasta recorridos virtuales, la narrativa digital se ha convertido en un medio poderoso para generar impacto y engagement.

Storytelling en redes sociales: breve, auténtico y viral

Las redes sociales han transformado la manera en que las empresas cuentan historias. En 2025, los formatos cortos, como videos de pocos segundos, reels y microhistorias, dominan la escena digital. Las marcas exitosas han aprendido a adaptar su narrativa a estos espacios, apostando por mensajes auténticos, humanos y fácilmente compartibles. El storytelling en redes ya no es solo sobre la empresa, sino sobre la comunidad y cómo el usuario se identifica con la historia.

Storytelling basado en datos: personalización y precisión

Con el uso de la IA y el análisis de big data, las empresas pueden personalizar sus narrativas para audiencias específicas. En 2025, las marcas utilizan datos en tiempo real para adaptar sus historias según las preferencias, hábitos y comportamientos de los consumidores. Esto permite que la comunicación sea más relevante, efectiva y persuasiva, aumentando las tasas de conversión y la fidelización del cliente.

La Sostenibilidad y el propósito como pilar narrativo

Las nuevas generaciones de consumidores priorizan marcas con impacto social y ambiental positivo. En este contexto, el storytelling en 2025 no solo se enfoca en el producto, sino en los valores que la empresa representa. Las compañías que comunican su compromiso con la sostenibilidad, la inclusión y la responsabilidad social a través de historias genuinas logran construir relaciones de confianza a largo plazo con su audiencia.

El Storytelling en la cultura corporativa

No solo es una herramienta de marketing, sino un recurso clave en la comunicación interna. En 2025, las empresas utilizan storytelling para inspirar a sus empleados, reforzar su identidad corporativa y mejorar el liderazgo. Relatos bien construidos ayudan a transmitir la visión y misión de la organización, fomentando un sentido de pertenencia y motivación dentro del equipo de trabajo.

En 2025, el storytelling es más que una estrategia de comunicación: es una necesidad para las empresas que desean destacar en un mercado saturado de información. Al combinar emoción, tecnología, personalización y propósito, las marcas pueden construir narrativas poderosas que resuenen con su audiencia y fortalezcan su identidad. En un mundo donde los consumidores buscan autenticidad y significado, las empresas que saben contar historias tienen el poder de transformar la forma en que conectan con su público y, en última instancia, impulsar su éxito empresarial.

Este artículo no es solo una mirada al futuro; es su hoja de ruta para dominarlo.

En un entorno donde la información viaja más rápido que nunca y la reputación de una marca puede construirse —o destruirse— en cuestión de segundos, las relaciones públicas se han convertido en el eje estratégico para cualquier organización.

Para 2025, veremos una inevitable evolución bajo el influjo de la inteligencia artificial, la demanda de autenticidad y la creciente conciencia social. Si su empresa busca no solo sobrevivir, sino liderar, piense en estas seis tendencias clave que definirán el futuro de las relaciones públicas y cómo una asesoría especializada puede convertirlas en ventajas competitivas.

Más Allá de los Chatbots

La IA será cada vez más hiperpersonalizada y ya no se limitará a generar comunicados o analizar métricas básicas. En 2025, herramientas como GPT-5 o modelos multimodales permitirán creación de mensajes adaptados a microsegmentos, desde un email para CEOs hasta un tweet para adolescentes, manteniendo coherencia de marca; detección de crisis en tiempo real, con monitoreo predictivo de tendencias en redes sociales para actuar antes de que un rumor se vuelva viral; simulación de escenarios que digan cómo reaccionaría su audiencia a una fusión empresarial o un cambio de logo. La IA será capaz de modelar con precisión.

El Greenwashing ya no funciona

La sostenibilidad necesitará tener propósito. El 78% de los consumidores prefiere marcas con impacto social comprobado (Datos: Edelman Trust Barometer, 2023). Para 2025, las RR.PP. deberán validar reclamos con transparencia radical: certificaciones de terceros, informes de impacto anuales y alianzas con ONGs creíbles.  Comunicar sin autobombo mediante historias de colaboradores, clientes o comunidades como protagonistas. También prepararse para el escrutinio, ya que cualquier inconsistencia entre el discurso y la acción será penalizada.

Un ejemplo de esto: Patagonia no anuncia productos; comparte documentales sobre activismo ambiental. El resultado: lealtad inquebrantable.

El fin de los megafluencers

La saturación de influencers masivos ha generado desconfianza. La tendencia para 2025 apunta a las colaboraciones con micro-influencers (10k–100k seguidores) en comunidades verticales (ej.: gamers, slow fashion, fintech); el contenido cocreado, es decir en lugar de posts patrocinados, campañas donde el influencer participa en el diseño del producto. El enfoque en plataformas emergentes: TikTok seguirá dominando, pero plataformas como Lemon8 o Discord ganarán terreno.

La marca Glossier triplicó sus ventas en comunidades de skincare mediante micro-influencers que probaron fórmulas en fase beta.

Integración total con marketing y ventas

Los departamentos estancos morirán, para dar paso a una relaciones públicas híbridas. En 2025, las RR.PP. serán el puente entre marketing de contenidos con artículos de thought leadership con data original (ej.: estudios de mercado propios); relaciones con inversores usando comunicación financiera que humanice cifras mediante storytelling; atención al cliente con espuestas rápidas en redes sociales, convertidas en oportunidades para mostrar transparencia.
Cuando Slack lanzó su IPO, usó historias de equipos remotos que mejoraron su productividad gracias a la herramienta, vinculando narrativa emocional con datos bursátiles.

La Realidad Extendida (XR): experiencias que generan titulares

La realidad virtual (VR) y aumentada (AR) dejarán de ser «gimmicks» para convertirse en herramientas clave de relaciones públicas. El uso de eventos inmersivos como lanzamientos de producto en metaversos accesibles desde cualquier lugar. El Storytelling 3D, con reportes anuales interactivos donde los inversores «visiten» fábricas sostenibles. Y las Crisis management con simulaciones de recalls de producto o ciberataques para entrenar equipos.
Durante la Semana de la Moda de París, Balenciaga ofreció un desfile en VR que generó 2.1M de menciones en redes, igualando la cobertura mediática tradicional.

Cuando cumplir no es suficiente

Con leyes como el Digital Services Act en Europa o nuevas normas de transparencia en redes, las RR.PP. en 2025 deberán aumentar su vigilancia de la ética y la regulación. Auditar algoritmos evitará sesgos en campañas automatizadas; proteger datos sensibles, como en los comunicados que deben cumplir no solo con GDPR, sino con expectativas éticas de los usuarios; anticipar regulaciones, por ejemplo, etiquetar contenido generado por IA antes de que sea obligatorio.

El futuro pertenece a las marcas que vean las relaciones públicas no como un gasto, sino como una inversión en confianza. Pero navegar este panorama exige más que buenas intenciones: requiere tecnología, agilidad y una visión holística.

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En un mundo cada vez más digitalizado, competitivo y en constante evolución, el branding se ha convertido en un pilar fundamental para la comunicación empresarial. En 2025, la identidad de marca no solo define la percepción que los consumidores tienen de una empresa, sino que también es un factor clave para la fidelización, diferenciación y conexión emocional con el público. La construcción de una identidad sólida es más crucial que nunca para destacar en un mercado saturado.

La Autenticidad sobre todo

Los consumidores actuales buscan marcas con propósito, transparencia y valores bien definidos. En 2025, el branding efectivo no solo consiste en un logotipo atractivo o un eslogan pegajoso, sino en la capacidad de transmitir autenticidad. Las marcas deben ser coherentes entre lo que dicen y lo que hacen, ya que la audiencia moderna detecta con facilidad cualquier incoherencia entre el mensaje y la acción.

Personalización y Branding dinámico

La inteligencia artificial y el análisis de datos han revolucionado la forma en que las empresas interactúan con sus clientes. En la actualidad, el branding ya no es estático, sino dinámico y personalizado. Las marcas que logran adaptar su identidad a las necesidades y preferencias de cada usuario generan conexiones más profundas y engagement duradero. Desde experiencias personalizadas hasta mensajes diseñados para públicos específicos, la flexibilidad del branding es esencial para la comunicación efectiva.

La Omnicanalidad como estrategia de cohesión

Las empresas ya no pueden depender de un solo canal de comunicación. La coherencia en todos los puntos de contacto con el cliente es fundamental. En 2025, las marcas exitosas han comprendido la importancia de la omnicanalidad, asegurando que su mensaje, valores y estética sean consistentes en redes sociales, sitios web, experiencias físicas y cualquier otra plataforma digital o tradicional. Un branding sólido garantiza que el consumidor tenga una experiencia fluida y unificada en cada interacción.

Sostenibilidad e impacto social: un imperativo del branding moderno

Los consumidores han dejado de ver la sostenibilidad como un diferenciador y la consideran una obligación. Las marcas que incorporan estrategias de responsabilidad social y ambiental en su identidad logran mayor lealtad y credibilidad. En 2025, el branding no solo comunica lo que una empresa vende, sino su impacto en la sociedad y el planeta. Las compañías que demuestran un compromiso genuino con causas sociales generan mayor confianza y afinidad con sus audiencias.

La relación indisoluble del Branding y la Experiencia del Cliente

El branding ya no solo se percibe a través de la publicidad, sino en cada interacción que un cliente tiene con una empresa. Desde la navegación en una página web hasta la atención al cliente y la experiencia postventa, cada punto de contacto refuerza (o debilita) la identidad de la marca. En 2025, las empresas exitosas han integrado el branding en toda la experiencia del consumidor, asegurando que cada interacción refuerce su mensaje y valores.

La tecnología como aliada del Branding

Las innovaciones tecnológicas han permitido a las marcas expandir su identidad de formas antes impensables. La realidad aumentada, la inteligencia artificial y el metaverso han abierto nuevas oportunidades para que las empresas interactúen con sus clientes. Las marcas que integran estas herramientas en su estrategia de branding logran diferenciarse y ofrecer experiencias inmersivas que fortalecen la conexión con su audiencia.

En 2025, el branding es más que una cuestión de identidad visual; es una estrategia integral que abarca autenticidad, omnicanalidad, sostenibilidad y tecnología. Las marcas que logran construir una identidad fuerte y coherente no solo sobreviven en el mercado, sino que se consolidan como líderes en su industria. En un mundo donde la confianza del consumidor es cada vez más difícil de ganar, contar con un branding adecuado es la clave para la comunicación empresarial moderna y el éxito a largo plazo.

Realidad virtual y aumentada, influenciados creíbles, video, ubicación geográfica. Son algunos de los elementos a poner en práctica para las estrategias de social media.

Ya empezamos a leer las recomendaciones de los especialistas en social media para entender las claves que guiarán las estrategias para 2020.

Acabo de toparme con un resumen hecho por MicroCreatives que contiene varias de estas tendencias, que desde ya tenemos que comenzar a anotar y poner en práctica.

Por ejemplo, la creación de páginas con ubicación geográfica específica que permita generar eventos locales y ofrecer condiciones particulares para esa región.

No al genérico, sí al customizado

Lo genérico va de salida. Hay que diseñar contenido a la medida para motivar a la audiencia a participar en campañas, usando la data analítica para entender las costumbres de consumo de su target.

Un 22% de los usuarios de Internet entre 18 y 34 años compran productos después de ver que un influenciador los respalda. De allí que parece recomendable asociarse con influenciadores creíbles (recordemos la recomendación: microinfluenciadores) para promover productos o servicios.

La Realidad Virtual y la Realidad Aumentada van en aumento. Hay que comenzar a pensar en inversiones en ese sentido para el contenido social.

Algunas que parecen obvias pero que serán importantes: incluir el nombre y precio de un producto para facilitar que sea encontrado. El 50% de las búsquedas se harán a través de imágenes y discurso con ese elemento.

Y claro, el reino de lo visual se consolida. MicroCreative apunta a que 56% de los usuarios de Internet ven videos en Facebook, Instagram y Twitter, por lo que es indispensable apuntar a ello.

La inmediatez va para arriba. Crear contenido visual para disparar una reacción inmediata e impulsar el engagement. El contenido efemérico, que desaparece pronto. Es decir, las stories (Facebook e Instagram).

Y un par más complejas indican que es necesario apuntarse al uso mayor de la Realidad Virtual (VR) y la Realidad Aumentada (AR), que irá creciendo cada vez más.

Vayamos tomando nota y moviéndonos en ese sentido.

La Generación Z puede ser poderosa defensora de las marcas, pero espera que éstas sean responsables. Esa es la conclusión general de un reciente estudio que Snapchat comisionó a Cassandra Study este mismo año.

¿Quiénes son los Gen Z? El término se refiere al grupo de personas nacido después de 1995, conocidos también como pos postmilénicos. Se trata del grupo de adolescentes y adultos jóvenes con edades inferiores a los 22 años (Bloomberg).

Snapchat se refiere a ellos como una legión de consumidores jóvenes en camino a convertirse en la más grande generación global que crece en un mundo completamente influenciado por la tecnología.

El crecimiento paulatino de la Gen Z significa su incorporación al mercado de consumo, claro está, y ganan mayor influencia en la economía. De allí la relevancia de conocer sus hábitos y sus principios de consumo.

Aunque el estudio de Snapchat señala particularidades interesantes, me atrevo a decir que también indica que los hábitos de consumo de los Gen Z no difieren tan radicalmente de otros, como algunas personas tienden a pensar.

Eticos y sociales

Muy importante. El elemento ético y social es clave para la Gen Z: 54% de ellos indicaron que dejarían de usar una marca si sienten que la empresa tiene prácticas de negocios poco éticas, y 37% dijeron que el impacto ambiental negativo de una marca es otra razón para abandonarla.

73% de los Gen Z dicen que se interesan en una marca nueva si sus amigos hablan de ella.

Cuando se trata de descubrir marcas nuevas, los amigos y familiares son la fuente de referencia e influencia: más del 25% dijeron haber oído de una marca nueva por recomendación de estos, y un 28% lo hace cuando se trata de productos de retail, moda, entretenimiento y tecnología.

Para aprender más de una marca recurren a usuarios actuales de ella, aunque no descartan su propia experiencia. Los sitios web empresariales les son útiles para saber más de marcas de moda, retail, bienes de consumo, tecnología y entretenimiento.

Cuando se trata de productos de belleza y cuidado personal en cambio buscan reseñas de ellos, y en cuanto a alimentos priva el consejo de familia y amigos.

¿Qué otras cosas les atraen a una marca?  Si ésta ofrece entretenimiento (42%), los educa (40%), les brinda consejos (39%) y provee algún tipo de experiencia (37%). Un 65% dicen que se interesan en una marca si esta crea una experiencia única para ellos y sus amigos.

El estudio de Snapchat encontró que los Gen Z prefieren lo positivo a la crítica negativa. 46% comparten experiencias positivas en una tienda, 40% han compartido con amigos y familia una buena experiencia con servicio al cliente.

A tomar todo esto en cuenta al momento de planificar su estrategia de marketing dirigida a las personas de esta particular generación.

El oficio de reinar se supone para toda la vida, pero particularmente desde el siglo XX está probado que necesita algo para no desaparecer. Excepto en Inglaterra, donde la Reina Isabel II acaba de cumplir 93 años todavía al timón, después de 66 de reinar.

Y, me preguntarán, qué tiene que ver eso con las relaciones públicas. Pues todo.

Porque Isabel es el producto estrella de una marca llamada la Corona de Inglaterra, y su permanencia es un ejemplo notable de cómo establecer la lealtad de marca durante más de seis décadas.

La marca Windsor -esa familia y Casa Real a la que pertenece la Reina- supo establecerse exitosamente como la “marca país” del Reino Unido desde inicios del siglo XX.  En una serie de movidas de relaciones públicas, la reinante familia creó todos los elementos necesarios para establecer un vínculo emocional fuerte con sus consumidores, basado principalmente en la identificación.  Convertirse en parte del ideario nacional de los británicos fue la labor clave que ha permitido la permanencia de los Windsor en el trono inglés.

Isabel aprendió bien la lección de sus antecesores, y de su familia (su abuela y su madre fueron clave en ello), e incluso desde antes de subir al trono estableció para sí uno de los elementos primordiales de una exitosa imagen de producto: una promesa de venta sólida.

En un discurso público en 1947, para su cumpleaños número 21, y ya sabiendo que le tocaría reinar, Isabel lanzó su frase de oro: “I declare before you all that my whole life whether it be long or short shall be devoted to your service and the service of our great imperial family to which we all belong.”

Una vida entera dedicada a servir. No hay nada que cale más hondo en el top of mind de consumidores afincados en la tradición y la permanencia -como son los ingleses- que una declaración de producto como esa.

E Isabel ha sido fiel a su promesa de producto ya casi durante 70 años.

Una Reina sólida

De la fresca jovencita que subió al trono en los 50 a la venerada anciana que sigue montando a caballo y atendiendo eventos públicos, Isabel II ha hecho de sí misma la encarnación de su promesa de venta, y dado a la marca Windsor la solidez necesaria para mantenerse vigente.

Como toda marca, claro, atravesó su gran crisis de imagen allá por los años 90, con el escándalo alrededor de Lady D (marca competidora, “la princesa del pueblo”) y el Príncipe Carlos. Fue el Annus Horribilis, en palabras de la propia Reina. Pero supieron aplicar, como corresponde, un proceso de manejo de crisis que incluyó las famosas cuatro R, y sacó adelante la marca.

Por eso digo que es el ejemplo ideal de mercadeo y relaciones públicas, sobre todo si pensamos que venden un producto casi anacrónico, la monarquía. Basándose en una sólida imagen y un producto fuerte, han logrado que sus consumidores sigan fieles a la marca a través de los años, sin importar el constante intento de la competencia (los republicanos, por supuesto) de sabotear ese consumo.

El gran reto será en el futuro inmediato, porque el producto humano no es eterno. Caduca. Es el temido London Bridge Down de las autoridades inglesas. ¿Qué pasará cuando desaparezca ese producto fuerte que sostiene a la marca?  De momento, las opciones son tratar de revitalizar un producto envejecido y que ha tenido altibajos notables en el tiempo (Carlos) o apostar directamente por nuevos productos, en una movida de cambio y modernización (William).

Esto último ya ha comenzado, pero todavía hoy la marca Windsor se sostiene en el gusto del consumidor gracias a su producto estrella.  Será cuestión de tiempo para ver la prueba.

De momento, la han superado con creces.

Foto Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas.

La entrega de los premios Oscar podría resumirse en el sutil arte de quedar bien con Dios y el Diablo en el lunario.

La Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas suele moverse en uno de dos sentidos: o se rinde totalmente a una película y le da hasta las llaves de la bodega de escobas, o reparte premios para que todo mundo se vaya a casa feliz y los amen. Eso pasó la noche del domingo.

Hay variables indispensables a tomar en cuenta para entender cómo es la cosa: los Oscares son una mezcla de circunstancias que la mayor parte de las veces trasciende a lo meramente cinematográfico, lo que deviene en decisiones que muy a menudo nos dejan dudando, patinando que dicen. 

Allí entra en juego la inversión a futuro. Es darle premios a quienes van en ascenso y serán sus cartas de taquilla en años próximos, y mandar a casa a los/as grandes veteranos/as con las manos vacías (sorry, Glenn) a la espera de darles el lifetime achievement muy pronto. Es mercadeo: congraciarse con nichos de consumidores/as relevantes (récord de mujeres y afroamericanos/as premiados, resumió El País). 

Es ser político: patear a Washington (más ahora), promover “minorías” y marcar tendencias futuras, quedar bien con quienes les respaldan política(financiera)mente. También es ser político cuidarse de no levantar demasiada roncha: a ver, que tenemos rednecks y bible-belters que también pagan su boleto en el cine, y que no somos festival europeo o latinoamericano que puede darse el lujo de premiar una película ultravanguardista o cáustica como el cianuro (sorry, Spike).

Por eso muchas veces quedamos dando vueltas cuando esa película tan buena, o esa señorona actriz, o aquel director fantástico se van sin estatuilla, con el Dior, el Ferragamo o el McQueen entre las piernas, y volvé el año entrante a ver si la pegás.

Así que a llorar a otra parte, y nos vamos con la vieja máxima: there’s no business like show business.